La pill me explota en plena rumba y estoy con mis amigos bailando cerca al DJ. El sonido está tan alto que hablar es una mierda y bailar lo es todo.
Mientras disfruto de la música veo los códigos o señas que hacemos con las #manos para comunicarnos. Con ellas se pide un pase de Tusi, se presta un encendedor, se invita a bailar, se indica donde está la barra, se llama a un amigo y hasta se coquetea. Son códigos que se vuelven lenguaje de una noche -o varias dependiendo el aguante-, algunos llegan de la calle y otros nacen en la pista de baile, donde a veces el éxtasis no te deja hablar y te toca hacerte entender.
Esta pieza evoca ese lenguaje nocturno que se configura en la fiesta mientras la música está alta y revela lo importante que son las señas y gestos en nuestra comunicación. Estos ayudan a reforzar emociones y a expresar palabras cuando es casi imposible que te escuchen.
Bogotá D.C.
2022